La pandemia ha dejado entrever la utilidad de la tecnología en la atención en salud mental en la distancia y cómo ha sido provechosa en muchos casos y vital en otros muchos.
La salud mental ha pasado a ser el foco de interés para muchas políticas e instituciones, pero también para la sociedad en general. El problema radica en la desigualdad que evita una inclusión digital plena en cuestiones de primera necesidad como es la atención en salud mental.
Las personas más vulnerables o las personas mayores o las personas sin conocimientos en el uso de ciertas tecnologías son las personas más afectadas por la brecha digital. Por el contrario, las personas jóvenes tienen, de forma general, “más accesibles” estas tecnologías por sus conocimientos y contacto como nativos digitales.
La financiación será una tarea fundamental en todo caso. En Red ISEM contamos con el proyecto DIGISEM un proyecto que ha posibilitado la evaluación de más de 449 personas, la adquisición de más de 600 materiales tecnológicos y la atención de unas 708 personas usuarias a través de las herramientas y los procedimientos de este proyecto.