El Centro de Estudios Sociológicos (CIS) publicó la pasada semana un estudio especial sobre salud mental durante la pandemia provocada por la COVID-19.
Uno de los datos más significativos que arroja dicho estudio refleja que algo más del 35% de la ciudadanía española dice haber llorado por las consecuencias de la pandemia desde que comenzó hace casi un año. Entre el grupo de población entre 18 y 24 años este dato llega hasta casi el 43% y hasta el 40% entre quienes tienen 25 y 34 años.
Respecto a otros trastornos derivados, como los de ansiedad, el 16% de la población española los ha padecido de algún modo desde que comenzó la pandemia, cifra que casi se duplica (30%) entre el colectivos de 18 a 24 años y el 22% de los que tienen entre 25 y 34.
En lo que a salud mental de menores y adolescentes se refiere, se han reflejado cambios en el comportamiento. Más de la mitad de los padres y las madres que tienen menores de edad a su cargo y con quienes han convivido durante la pandemia han notado cambios en su manera de ser y de comportarse.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado estos síntomas como “fatiga pandémica”, es decir, una desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas, que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones.